DESCUBRI QUE NO ESTOY LOCO EN MI NUEVO HOGAR. EL MANICOMIO.
Resultados preliminares respecto a la primera investigación formal en busca de CAPITAN CARAMELO indicaban la factibilidad de no existencia del héroe, evidenciando entonces datos contradictorios conforme mis declaraciones y experiencias vividas con tal ser. Nada mas alejado de la realidad pudo haber ocurrido en aquella ocasión, puesto que posteriormente quedo claro que mi mente trastornada tendría razón sobre los hechos y las evidencias recopiladas hasta momentos después.
Fue necesario acudieran expertos reconocidos a nivel mundial. Genios vanguardistas como el DOCTOR KAWAMA, traido por el equipo especial de investigación sobre mafufadas fumadas, quien acudió amablemente tras ser amenazada de muerte por la familia. Acudieron también gente de gran personalidad como el ingeniero TEJODO POLACO, quien aporto datos fundamentales para corroborar mis historias sobre el ser fantasioso del que se dedica el presente capítulo.
Yo supe en todo momento que debía tener razón, que mi mente no comete errores, puesto que yo al ser alguien perfecto no puede cometer equivocaciones en mi andar rutinario. Claramente demostrado por las historias reales como la adicción del CAPITAN CARAMELO por los churros de yerbabuena.
El doctor KAWAMA era un sujeto no alto ni bajo, no gordo ni flaco, no blanco ni negro, ni doctor ni carnicero. Era una mezcla de ser humano con bestia, pero ni uno ni lo otro lo caracterizaba. Una de sus frases que gustaba decir mientras emitía los comunicados de prensa y los avances en la investigación era: “Chinguen a su madre pinches entrometidos”, principalmente cuando los reporteros que se contaban por miles solicitaban fueran contestadas las cuestiones mas comunes que suelen hacer dentro de su rutina periodística. En mi opinión el doctor carecía de buen sentido del uso del idioma español, pues siendo de otro continente y habiendo sido cuasi obligado a participar en tan grande investigación olvidó de principio lograr entender y utilizar adecuadamente nuestro bello idioma. Recuerdo que las primeras palabras que logro pronunciar correctamente fueron las palabras que mas comúnmente la gente le dirigía hacia su persona como: “Huevos”, “¿Qué me ves?”, “¿Qué chingados quieres?”. Y fueron estas últimas palabras las que emitió hacia mi persona en mi primer encuentro con el científico experto en investigación mundial. Amablemente contesté “Chinga tu madre pinche extranjero”, y nos enfrascamos en un caluroso debate donde expresamos nuestros puntos de vista:
KAWAMA: Nuestro equipo de investigación y yo en lo personal consideramos que el argumento presentado por usted corresponde a delirios desencadenados por la supresión alcohólica de la que es presa constantemente. Así que tales despropósitos como el CAPITAN CARAMELO corresponde meramente a una invención de su mente retorcida y malsana.
YO (en mis pensamientos): Ah cabrón, lo bueno que este hijoeputa no sabe hablar español y hasta lo parla mejor que yo.
K: sin embargo continuaremos la investigación debido a que mantienen la amenaza sobe empalizarnos y sodomizarnos hasta que nos salgan callos. Repita entonces lo que el CAPITAN CARAMELO es para usted.
YO: Ni madres que les digo. Prefiero verlo empalizado.
Así fue como, expoliado de mis recuerdos decidí terminar este capítulo. Continuará algún día. Cuando los Tigres del Norte rujan tan fuerte como antes.
Fue necesario acudieran expertos reconocidos a nivel mundial. Genios vanguardistas como el DOCTOR KAWAMA, traido por el equipo especial de investigación sobre mafufadas fumadas, quien acudió amablemente tras ser amenazada de muerte por la familia. Acudieron también gente de gran personalidad como el ingeniero TEJODO POLACO, quien aporto datos fundamentales para corroborar mis historias sobre el ser fantasioso del que se dedica el presente capítulo.
Yo supe en todo momento que debía tener razón, que mi mente no comete errores, puesto que yo al ser alguien perfecto no puede cometer equivocaciones en mi andar rutinario. Claramente demostrado por las historias reales como la adicción del CAPITAN CARAMELO por los churros de yerbabuena.
El doctor KAWAMA era un sujeto no alto ni bajo, no gordo ni flaco, no blanco ni negro, ni doctor ni carnicero. Era una mezcla de ser humano con bestia, pero ni uno ni lo otro lo caracterizaba. Una de sus frases que gustaba decir mientras emitía los comunicados de prensa y los avances en la investigación era: “Chinguen a su madre pinches entrometidos”, principalmente cuando los reporteros que se contaban por miles solicitaban fueran contestadas las cuestiones mas comunes que suelen hacer dentro de su rutina periodística. En mi opinión el doctor carecía de buen sentido del uso del idioma español, pues siendo de otro continente y habiendo sido cuasi obligado a participar en tan grande investigación olvidó de principio lograr entender y utilizar adecuadamente nuestro bello idioma. Recuerdo que las primeras palabras que logro pronunciar correctamente fueron las palabras que mas comúnmente la gente le dirigía hacia su persona como: “Huevos”, “¿Qué me ves?”, “¿Qué chingados quieres?”. Y fueron estas últimas palabras las que emitió hacia mi persona en mi primer encuentro con el científico experto en investigación mundial. Amablemente contesté “Chinga tu madre pinche extranjero”, y nos enfrascamos en un caluroso debate donde expresamos nuestros puntos de vista:
KAWAMA: Nuestro equipo de investigación y yo en lo personal consideramos que el argumento presentado por usted corresponde a delirios desencadenados por la supresión alcohólica de la que es presa constantemente. Así que tales despropósitos como el CAPITAN CARAMELO corresponde meramente a una invención de su mente retorcida y malsana.
YO (en mis pensamientos): Ah cabrón, lo bueno que este hijoeputa no sabe hablar español y hasta lo parla mejor que yo.
K: sin embargo continuaremos la investigación debido a que mantienen la amenaza sobe empalizarnos y sodomizarnos hasta que nos salgan callos. Repita entonces lo que el CAPITAN CARAMELO es para usted.
YO: Ni madres que les digo. Prefiero verlo empalizado.
Así fue como, expoliado de mis recuerdos decidí terminar este capítulo. Continuará algún día. Cuando los Tigres del Norte rujan tan fuerte como antes.
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